Un verano Aurora decide viajar a Delhi, donde comienza todo, intentando escapar del vacío de su vida como el que avanza más por huir que por convicción. A pesar de su tristeza por el regreso, todos los recuerdos de su estancia, las personas que conoció, todo vuelve, la historia se repite... Ese viaje desencadenará una serie de acontecimientos, personajes relacionadas entre sí que harán creer a la protagonista que ya todo lo que le sucede está programado, y ella solo puede dejar que la vida continúe, que siga dando vueltas, muchas vueltas, sorprendiéndola una vez más.
El estilo que tiene la autora para escribir es definitivamente
uno de los puntos fuertes de la novela. Es un lenguaje que hace
fáciles de entender las historias más enrevesadas, guiándonos a través de
largas cadenas de casualidades para sumergirnos de lleno en el mundo de Aurora.
Convierte en poesía los pensamientos, las reflexiones, los atardeceres, y al
final hace que todo acabe conectando, que todo tenga un sentido, que el
recorrido no haya sido en vano, que siempre hay esperanzas, que todavía quede
la noche.
"Hombres nostálgicos, que recordarían siempre, de vuelta a la patria, los días, los años, que pasaron en aquel país exótico que los rodeaba y del que percibían, desde su encierro y su refugio, los ruidos, los olores, y en el que probaron nuevos sabores y donde sus pupilas se llenaron de los colores vivos del exterior que se filtraba hasta ellos; y donde acaso alguna vez conocieron algo más, algo que les sacudió hasta el fondo."